Se puede usar aceites esenciales en niños y bebés pero seleccionando los aceites esenciales con mucho cuidado, evitando aquellos que contienen moléculas agresivas para los bebés (fenol, cetona, mentol y eucaliptol), y respetando las dosis y las formas de aplicación aconsejadas por un terapeuta especializado en aromaterapia. Además priorizaremos los aceites con certificado BIO, es decir, de cultivo ecológico certificado.
Un bebé a partir de los 3 meses puede beneficiarse de las maravillosas propiedades terapéuticas de estas sustancias aromáticas, pero la forma de uso será la siguiente:
Difusión atmosférica, en un difusor de ultrasonido (esta es la forma más segura de usar un aceite esencial en bebes y niños), al que añadiremos 3 gotitas del aceite esencial seleccionado.
Son especialmente indicadas las esencias de mandarina, de naranja dulce o el aceite esencial de lavanda angustifolia por su acción relajante y facilitadora del sueño. Debemos tener la precaución de usar el difusor de forma discontinua para no saturar el ambiente o bien usarlo durante 30 minutos en la habitación del bebé y apagarlo al acostarlo.
Otra forma de aplicar aceites esenciales sería la vía tópica, pero siempre diluidos en un aceite vegetal de calidad, suave o una crema natural, sin parabenos ni conservantes para no irritar la piel al realizar el masaje.
A partir de los 3 años de edad, ya podemos administrar ciertos aceites esenciales por vía oral, pero siempre bajo el consejo de un terapeuta especializado en aromaterapia científica.